Carros, hamacas, cunas, chupetes, biberones, montañas de pañales, kilos de ropa, minicuna, capazo, portachupete, colgador de chupete, taaantas cosas que hay que comprar, que la lista es agotadora.
¡Menudo dineral para un cuerpo tan pequeño!
Pero… ¿realmente necesitamos/usamos tanto?

NOOO
NO
NO
y no.
Tenía 22 años cuando tuve a mi primera hija y una casa con regalos, montones de ropa y accesorios.
Mi hija lloraba en cualquier cachivache, menos en brazos.
Solo dormía en brazos.
Quería, reclamaba y necesitaba MI CUERPO.
Igual que durante mi embarazo y parto, hice lo que me dio la real gana.
Mis costumbres en crianza no son radicales, son las necesarias.
Fuera porque era joven, rebelde y por que soy de vivir con las tripas en las manos, sea porque las razones externas no me convencían, sea porque todavía me cuestionaba absolutamente todo (o mi carácter es así), he criado, sigo criando, cuidando, y así seguiré con todas las criaturas que lleguen a mi vida.









Espero haberte ayudado un poco, la maternidad puede vivirse de forma más sencilla, más pausada y sobretodo, más gozosa.
Gemma Guillamón
Mamá y porteóloga profesional
Sígueme en instagram 🙂