Tengo sensaciones tan raras cada vez que veo lactar a una mamá… siento como mi cuerpo me empuja, se agita, se remueve… mis pechos pareciera se volvieran a llenar de leche, pareciera volvieran a estar tersos, rellenos, a punto de explotar… sensaciones que están en mi cabeza, esas ganas terribles de volver a lactar, una vez más.
Lactar una vez más, pero con leche, poner bebés a la teta es fácil, no hace falta tener leche, puedo calmar al bebé de una amiga poniéndolo a mi pecho, ese chupete siempre caliente, amoroso y disponible. No, no, yo quiero lactar con leche, una vez más.
Supongo que taaantos años dando la teta, tantos años sintiendo la leche fluir han dejado una huella en mis células, en mis pechos, en mi cuerpo. Una huella que huele dulce, se siente blanda, se escucha fluyendo imparable como un río, un río de leche.
La Vida es un camino que no sabemos hacía dónde nos llevará, un camino repleto de sueños y anhelos, de recuerdos y experiencias, de caricias y miradas… el camino de la lactancia, para mí, es increíble, es de veras un estilo de vida, es ir con la teta por bandera a cualquier rincón, en cualquier momento, ante quien sea. La teta es VIDA, la pura Vida.
Pensamientos de una mamá.-
* He escogido esta foto, que no es «bonita» con su encuadre, su luz, sus arreglos. Es un foto casera, de un momento precioso con mis dos hadit@s lactando, una foto de pijama, una foto de un momento cualquiera de los millones de momentos de teta.