Los seres humanos estamos diseñados para ser porteados, sin duda alguna los portabebés son la herramienta maternal ancestral por excelencia, pero antes de la fabricación de los portabebés, los seres humanos, ya porteábamos.
Somos mamíferos, concretamente de la familia de los grandes simios, y como tales, estamos preparados, y de echo esperamos, ser porteados.
El bebé es la prueba fehaciente del porteo como actividad primaria, natural y espontánea, junto con la lactancia materna, y otros mecanismos para los cuales la naturaleza nos ha dotado (nacimiento, agarre espontáneo al pecho, reptar, etc).
El bebé nos demuestra que ser porteados es lo que esperamos recibir de nuestro cuidadores:
- Observamos reflejos arcaicos de cuando teníamos pelo en el cuerpo
- Posiciones ergonómicas
- Colocación de la cara, boca, cuerpo
- Posición fisiológica – porteo ergonómico espontánea.
Y los adultos, a su vez, tenemos tendencias físicas y psicológicas que nos llevan al porteo (siempre y cuando nos dejemos fluir por los sentires internos, sin caer en las normas de crianza establecidas en nuestra u otras culturas – normas comportamiento).
*Las normas y patrones sociales los encontramos en todos los ámbitos y en todas las culturas.
En nuestro ADN se almacena información de todo tipo, y el porteo está bien impreso en nuestros cromosomas.
Llevo años investigando todo tipo de temas relacionados con los portabebés y la crianza en brazos, y conocer las raíces físiológicas, emocionales, antropológicas y culturales del porteo, simplemente, me apasiona, pero además, creo, es importantísimo para entender el porteo y su amplia dimensión en la crianza de los seres humanos.
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Gemma Guillamón.-
Trimadre, doula, asesora de porteo y formadora.